Ale, el patito surfista (4ª parte)

Descubriendo el sueño

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Si aún no has leido las anteriores ediciones de estos pequeños cuentos puedes hacerlo aquí:

• Ale, el patito surfista (1ª parte)
• Ale, el patito surfista (2ª parte)
• Ale, el patito surfista (3ª parte)

Ese día iba a ocurrir algo que iba a cambiar la vida de Ale para siempre.

En la orilla, había unos extraños animales, bien grandotes y que emitían unos insólitos ruidos para comunicarse. Son humanos, le dijo Abuelo, no debes de acercarte a ellos, suelen tirarnos piedras, tratan de matarnos, e incluso creo que nos comen.

A pesar de las advertencias de Abuelo, eso no es lo que más le preocupó a Ale; eran unas extrañas tablas de colores muy intensos lo que atrajo su atención, sobre todo cuando vio que se metieron en el mar y que comenzaron a nadar sobre esa singular tabla.

¡Uy, mira!, como no tienen estas patitas con los dedos unidos, necesitan sustituirlos con ese artilugio -pensó Ale-.
Pero de repente, uno de ellos gritó: ¡Miaaaaa!

De un solo impulso, se puso de pie sobre aquélla curiosa madera y como si de un animal mitológico se tratara, no supo si nadaba, caminaba o volaba… pero aquello era algo superlativo, extraordinario.
Ale, quedó atónito. Corrió hacia esa parte de la orilla pensando, -pato insensato-, que podría unirse al grupo de surfistas. Lo único que consiguió fue una pedrada en su costado que le dejó lastimado por unos días.

No hay mejor medidor de tus más profundos deseos que cuando algo te quita el sueño. Tuitea esto

Estando en cama, no podía dormir. El sueño me quita el sueño, repetía a su abuelo una y otra vez, a lo que abuelo, le decía: “Esa es la prueba definitiva de que lo que deseas, es de verdad; es un verdadero sueño… es tu misión. Es el gran medidor de tus más profundos deseos… Cuando el sueño te quite el sueño…”

¡Quiero hacer eso Abuelo, quiero volar sobre una ola y dejarme caer por su costado! Sus padres, obviamente, le insistieron en la enorme locura que estaba diciendo Ale.
¡Este patito nuestro está loco, ¿acaso no se da cuenta de que sólo es un pato?, ¿no ve que nunca podrá ser como esos seres? Y…!mucho menos hacer esas cosas!

Sin embargo, Abuelo, con ese sexto sentido que a veces tienen los abuelos, le repitió una y otra vez: ¡¡Si tú crees y tú quieres… tú puedes!!

Los papás hablaron con Abuelo, tratando de que hiciera entrar en razón a Ale, pero el abuelo les dijo algo muy importante: “deja que pasen un par de días, veremos si sólo es una ilusión pasajera, una fantasía o un verdadero sueño”

“Los sueños son la clave del éxito”, les insistió Abuelo, pero es importante es saber que es un sueño de verdad para Ale.
“¿Y cómo lo sabremos?” expresaron los padres del patito, a lo que Abuelo sentención diciendo: “Sólo hay una prueba para saberlo y es la acción”

Abuelo les explicó que la mayoría de semejantes, se pasan la vida haciendo declaraciones absurdas de lo que harían en sus vidas y lo que realmente quisieran lograr, pero que en realidad nunca harán nada para lograrlo, simplemente lo dirán de vez en cuando y por supuesto, cada día con más resignación.

Terminarán mirando a los que logran cosas y se dirán a si mismos: “unos nacen con estrella y otros nacen estrellados”

Tener un sueño, es tener una estrella por la luchar y perseguirla cada día. Tuitea esto

“Tener un sueño, es tener une estrella por la luchar y perseguirla cada día. Es como la Estrella de Belén; en realidad los Reyes Magos nunca llegaron a tocarla, pero les sirvió para tener doble sentido: el de dirección y el de significado.

Cuando se tiene un sueño y una estrella que seguir, surge la acción, te pones a caminar sin excusas… simplemente lo haces. Además con un sentido… ahora sabes lo que quieres y esto le da un significado profundo a tu existencia” , expresaba Abuelo. “Los sueños no son sólo deseos que quedan en la mente de alguien esperando a ser realizados, no, son miles de aventuras esperando ansiosas a ser vividas, miles de amigos esperando a conocerte, pero son sobre todo, la meta que todos y cada uno de nosotros deberíamos alcanzar”.

Ale miró asombrado a Abuelo y le preguntó: “¿y si un día no me quedan fuerzas?”
“¡Tu sueño te dará fuerza en cada paso que darás!”, le dijo Abuelo, “protégelo siempre como uno de tus mayores tesoros, no dejes que nadie te lo robe, ni te desanime. Recuerda que lo que sienten que no pueden , te dirán que tu tampoco puedes!”

Ale se acostó ese día diciéndose a si mismo: “Me enfocaré en mi sueño y pondré la acción necesaria para que cada día esté mas cerca de el… es más, viviré cada día como si ya lo hubiera logrado…” y cerró sus ojos llenos de vivas escenas de aquellos animales mitológicos que casi caminaban por el mar; se repetía una y otra vez: ¡quiero ser surfista, voy a ser surfista… soy surfista… sólo tengo que practicar muchísimo y disfrutar del camino”

Ale, dio un gran paso hacia su éxito: descubrir y declarar su gran sueño… su tesoro.

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