¿Cuál es tu nivel de presencia?

¿Cuál es tu nivel de presencia?

¿Pasas tu vida aquí o en ayer y mañana?

           

Solemos pedir a nuestros alumnos que nos cifren en un porcentaje cuál es su nivel de presencia, es decir, en cuánto tienen la cabeza en ese mismo lugar y en ese mismo instante. Las respuestas son de lo más variopinto, porque el ser humano es el único ser de la creación capaz de tener el cuerpo en un sitio y la cabeza en otro. Eso podía ser una bendición, pero puede llegar a convertirse en una pesadilla, ya que esa capacidad hace que perdamos capacidad de atención sobre el presente, sobre lo que nos ocupa en este mismo momento.

De esta manera, podemos tener el cuerpo en el presente, pero la cabeza en el pasado, en cosas que dije o no dije, que me pasaron o me podían haber sucedido, de actos que hicimos o no… Eso hace que nos post-ocupemos de situaciones que ya han pasado y que, por más que nos atasquemos, no tienen remedio.

Vive en el presente

El hecho de tener la cabeza en el pasado tiene un coste negativo, ya que nos genera varias emociones que no son especialmente operativas, como por ejemplo: resentimiento, rencor y culpa; emociones que pertenecen al pasado pero que se experimentan, se sufren y somatizan en el presente. Y ojo con una cuestión, porque pasado es algo que ya ha sucedido, y da igual si hace 20 años o 10 minutos, al recordar lo experimentamos como real.

Dejando atrás lo que te estorba

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Es apasionante entender el origen de la palabra “recordar”, pues viene de “recordis”, que etimológicamente significa “volver a pasar por el corazón”. Es por ello que el ser humano es el único ser vivo que paga cientos de veces la misma factura (emocional), pues cada vez que recordamos, experimentamos esa emoción de nuevo, tal y como si volviéramos a vivir realmente ese acontecimiento que nos hizo sentir de esa determinada manera.

En Derecho se dice que el reo no puede ser juzgado dos veces por la misma pena, pero el ser humano se juzga y condena mil y una veces por el mismo acto, repitiéndolo en su mente una y otra vez, reviviéndolo y culpándose por algo que sucedió y que ya no tiene remedio. La culpa y el resentimiento son como un ancla que nos mantiene atados al pasado, atascados y con un lastre que no nos permite avanzar o disfrutar al máximo del presente.

Nivel de presencia

Por otra parte, podemos tener el cuerpo en el presente pero la cabeza en el futuro. Eso hace que nos preocupemos por situaciones que aún no han sucedido, es decir, son “ficticias”, ya que su desarrollo y desenlace todavía no están escritos, pero nos afectan como si fueran reales. Emocionalmente, esta situación nos genera ansiedad y miedo, emociones que “pertenecen al futuro” pero que se experimentan, se sufren y somatizan en el presente. El miedo es la emoción más poderosa que experimenta el ser humano, la emoción por otra parte que nos ha hecho llegar vivos hasta aquí, ya que nos previene y hace conscientes de los peligros para nuestra integridad. Es la emoción que nos lleva a estar alerta ante situaciones desconocidas y que pueden ponernos en peligro. Despiertan en el ser humano todos los mecanismos de defensa o de ataque, si es que sentimos que nuestra vida está en riesgo.

Esta emoción tan potente se refleja en tres escenarios completamente distintos:

  • O nos paraliza
  • O nos hace reaccionar con ira
  • O provoca una respuesta de acción desmesurada, lo que puede permitir que obtengamos nuestro máximo desempeño.

Los monstruos existen y viven dentro de nosotros

Lo más potente del miedo es poder llegar a dominar y gestionar esos estados de máximo desempeño, sin tener que perder el control sobre nosotros mismos. Para ello, la Inteligencia Emocional nos brinda multitud de herramientas muy poderosas para hacernos crecer en el dominio y gestión de esta emoción.

Pero la cuestión es que mientras nos post-ocupamos o nos pre-ocupamos de las cosas no nos estamos ocupando del presente, el único estado en el que tenemos capacidad de actuación sobre las situaciones que nos rodean. Y ahí es donde radica la importancia del nivel de presencia, porque en ese viaje nos estamos dejando presencia por el camino. Te invito a que chequees de vez en cuando cuál es tu nivel de presencia en cada momento, y si no estás al 100%, pregúntate qué te está faltando para llegar, porque la diferencia entre tu nivel de presencia y el 100% es vida que se te está escapando o, lo que puede ser peor, que estás dejando en manos de que otros para que la vivan por ti.

“Hay momentos que pasamos la vida con un pie en los fracasos y errores del pasado y el otro pie en los miedos del futuro, con la triste consecuencia de orinarnos en el presente”

La solución es buscar momentos de plenitud en cualquier situación. En el trabajo, en tu vida familiar, con tu pareja, con tus hijos, en tu ocio… Es algo que el mindfulness lleva años trabajando con el concepto de aquí y ahora, la búsqueda de un nivel de presencia lo más cercano posible al 100%, de ocupación en el presente como vía para superar el pasado y diseñar el futuro deseado.

Imagen de Doug Neil

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DIAMOND BUILDING, SELECCIONADA PARA EL PROYECTO EUROPEO   DE INVESTIGACIÓN ‘TOP 10 SKILLS’

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Nadal y el cuarto escenario

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Pepe Cabello

Empresario de vocación, me formé en habilidades comerciales a mis 20 años y dediqué años de mi vida a esta profesión, obteniendo grandes resultados. Fruto de esta experiencia me interesé por la Inteligencia Emocional y la PNL. Articulista habitual del Grupo Joly y colaborador semanal de cadena Cope. Fundador y CEO de Diamond Building.

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