Reglas escleróticas
¿Cuántas de las reglas de tu vida no te dejan ser feliz?
TweetLas personas estamos sometidas todos los días a cientos de estímulos que les ponemos automáticamente significados. Por ejemplo, nos pasan cosas a las que llamamos maravillosas, a otras problemas, unas son buenas y otras malas; algunas las catalogamos de horrendas y otras de injustas. En fin, les damos significados en base e nuestro sistema de creencias, algunas de estas creencias muy globales y otras muy personales, es decir que hay creencias muy generalizadas que nos hacen definir a una situación como que te despidan o de deje tu pareja como algo horrendo y malo.
Respecto a las creencias personales me quiero detener en esta reflexión sobre esas que determinan las reglas por las cuales se debe vivir la vida. Reglas duras o no tan duras y me refiero a todas esas cosas que tu declaras que son como tu dices que tienen que ser. A veces es referente a los horarios: estas son las horas de comer y estas otras las de descansar. Otras veces son acerca de nuestras cosas, si los zapatos deben de estar aquí o allí. Otras en referencia a las maneras de comunicarse. Y así podríamos ir viendo áreas de nuestra vida que están repletas de reglas de juego que nos gobiernan.
Suele ocurrir que de vez en cuando alguna persona rompe esas reglas tuyas y lo normal es que nos parezca mal que lo haya hecho, por lo que tendemos a enfadarnos como respuesta natural a esta ruptura de reglas o normas.
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Cuando las personas nos enfadamos es simplemente porque alguien ha roto nuestras reglas de juego. Cuando trabajo con personas que se enfadan mucho siempre les pregunto acerca de sus reglas y les pido que las revisemos, quizá esta sea una buena manera de comenzar a trabajar con sus enfados.
Revisar las reglas que hemos puesto nosotros mismos para vivir es la clave para darse cuenta de la cantidad de ellas que suponen un martirio, porque no nos llevan a ningún lugar ni nos ofrecen algo valioso a nuestra vida, pero están ahí y si alguien las rompe nos vamos a enfadar como respuesta.
Muchas personas luchan contra el enfado y lo reprimen o simplemente tratan de no mostrarlo; de esta manera este enfado se convierte en tóxico, porque al no ser expresado se gestiona de manera errónea. Eso que algunos dicen: “me lo quedo por dentro”.
Yo les llamo “reglas escleróticas” por su rigidez. La esclerosis es una enfermedad que siempre está asociada a otra, no es una enfermedad autónoma, por lo que cuando tenemos reglas rígidas y duras, por pequeñas que sean, estas terminan afectando nuestras respuestas emocionales y nos enfadamos. De nuestro enfado se producen acciones especificas, normalmente acciones impregnadas de la emoción que estamos experimentando, es decir enfado y como no… producimos resultados. Evidentemente los resultados obtenidos a partir de un enfado no pueden ser demasiado halagüeños.
Es muy interesante revisar las reglas que gobiernan nuestra vida y darse cuenta de cuales nos están convirtiendo en seres enfadados y rígidos. Cualquier esclerosis tiene consecuencias y la mayoría de ellas malas. A veces queremos trabajar con los síntomas en lugar de con el origen de ese síntoma. De la misma manera, las personas queremos trabajar sobre los enfados, cuando estos sólo son la consecuencia directa de una esclerosis, la de tus reglas de juego.
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Bajar el listón de las reglas o simplemente eliminar algunas de ellas va a hacer que nos enfademos mucho menos y seamos un poco mas felices.
Por otro lado, la alegría viene de interpretar que los demás están cumpliendo nuestra reglas de juego, por lo que si hay pocas y no muy rígidas será mas fácil cumplirlas y tendremos momentos de mas alegría. Esto me lleva a concluir que nos han impuesto y nos hemos autoimpuesto demasiadas reglas y algunas de ellas absurdas e inflexibles. El miedo a saltarlas o romperlas nos hace mantenerlas ahí… como las cuerdas que amarran a los animales y los hacen que ya ni intenten moverse.
Romper tus propias reglas es en la mayoría de los casos atreverse a salir de nuestra zona de confort y darse cuenta de que hay vida detrás de las líneas prohibidas; de hecho hay mas vida tras esa línea misteriosa de los limites o reglas autoimpuestas.
Te invito a revisar todas las reglas que gobiernan tu vida y que te atrevas a romper, cambiar o adaptar todas las que cuando se rompen terminan enfadándote. Al fin y al cabo no hemos venido a la vida a cumplir normas rígidas, sino a ser felices.
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