¿Soy lo que pienso?

¿Soy lo que pienso?

No será que ¿soy el que piensa?

           

Durante años he creído profundamente que somos o que pensamos, de hecho lo llevo mostrando así en mis cursos por los últimos quince años. ¡Tal piensa el hombre, así es el!, he dicho miles de veces, incluso sujetando esta afirmación en libros como la biblia. Hoy me atrevo a preguntarme algo mas profundo: ¿Soy lo que pienso o soy el que piensa?

No se me ha ido la cabeza (bueno, no mucho) lo que quiero transmitir es que mi Coach (Guillermo Echevarría) a quien lo hemos podido disfrutar este fin de semana en uno de los módulos del Máster de Experto en Coaching que mi empresa –Diamond Building- imparte, nos ha hecho meditar sobre muchas cosas… a mi especialmente en esta; ¿no será que yo soy el que piensa? ¿Tendré yo algo que ver con mis pensamientos?

Pensar, por definición simple, es hacernos preguntas y responderlas. Claro, si yo me hago determinadas preguntas obtendré determinadas respuestas. Y de hecho, hay una relación directa entre la calidad de la pregunta y la calidad de la respuesta; es de lógica que a pregunta tonta, respuesta tonta… y a pregunta poderosa, respuesta poderosa. Pero hoy me quiero quedar con la duda de si la respuesta que encontré al hacerme una pregunta ¿es la que me interesa o la que me gusta?, ¿es la que me ayuda o la confirma lo que yo quería escuchar-me?

Me parece que atrevernos a desafiar incluso las respuestas que nos damos es una oportunidad de oro de atreverse a no ser el resultado de mis pensamientos.

Diría que incluso podríamos comenzar por hacernos preguntas insolentes; preguntas que desafíen la manera tradicional propia de pensar y me hagan re-buscar (buscar varias veces) las respuestas. Quizá la primera respuesta se ajuste a mis creencias e incluso me apetece escucharla, pero quizá no sea la que mas desafía mi potencial y más me acerca a mis sueños.

Creo profundamente en el potencial humano y creo que la mayoría de las respuestas que hasta la fecha me he dado a mi mismo, no han hecho sino confirmar lo que yo ya creía de la vida, y no está ni bien ni mal, pero ¿me conecta esto con mi más alto potencial?

La mayoría de las respuestas que yo he buscado en mi interior no eran sino respuestas que me permitirán tener razón y esto, en miles de ocasiones a lo largo de mi vida, me alejaron del resultado.

Quiero tener la libertad de decirme a mi mismo que no soy esclavo de mis pensamientos. Tuitea esto

Hoy, gracias a mi coach, me vuelto a preguntar ¿con que quiero comprometerme?, y mi respuesta mas inmediata es: con los resultados.

Para esto, debo y quiero desafiar, no solo mis preguntas y así decidir en qué pienso, sino retar mis respuestas, sintiéndome así “propietario de las mismas”.

Quiero tener la libertad de decirme a mi mismo que no soy esclavo de mis pensamientos, que ellos están bajo mi dominio. Esto requiere entrenamiento en dejar de tener razón.

Cuanto mas quiero tener razón mas me alejo de los resultados. Me apetece dejar atrás las miles de horas de conversación que he tenido conmigo y con otras personas queriendo tener razón, perdiéndome así de acercarme a mis resultados deseados.

Tener razón me ha llegado a dar la ilusión de parecer que lograba algo… ¡que ingenuo por mi parte!

Tener razón nos droga, nos anestesia y nos adormece… nos deja tontos, porque nos aleja de nuestro potencial.

Recuerdo el tiempo tan valioso que he perdido por agarrarme a ideas mías acerca de otras personas, de sus promesas de cambio y dejar mis resultados esperando, con la esperanza de lograr estas cosas juntos. Atreverme a soltar lastre con algunas relaciones me hizo estar mucho mas cerca de mis sueños.

Soy consciente de mi responsabilidad, de mi apego a las promesas que nunca se cumplen, de otros y mías, es decir, las que yo me hago y no me las cumplo. Esto me hace a veces perder la confianza en mi mismo, porque me digo cosas que luego me las he de recordar de nuevo una y otra vez.

Esto me pasaba incluso con mi peso, siempre estaba justificando porque estaba con sobrepeso, hasta que he dejado de creer mis propias palabras y he llegado a desafiar mis creencias… el resultado han sido quince quilos menos en dos meses, algo asombroso (gracias Dr. Mollins).

No quiero que esto sea para mi una conclusión, porque las conclusiones concluyen y esto sólo acaba de comenzar.

Sueño con personas libres en todos los aspectos, fundamentalmente libres de pensamiento, esto implica dejar de ser esclavos de nuestras opiniones. El Mahatma Gandhi decía “no te apegues a nada, ni siquiera a tu opinión”.

Nunca hay que dejar de hacerse una pregunta porque ya encontré una respuesta, así que atrevámonos a desafiarnos con signo de interrogante cada frase que decimos con certeza… ¿te apetece?

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¡Lo quiero!



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