Odom, el juguete roto de amor

Odom, el juguete roto de amor

La historia de Lamar, con su anverso y su reverso

           

Hace un par de días que Lamar Odom, otrora estrella de la NBA y con un fugaz paso por el Laboral Kutxa de Vitoria, salió de un hospital de Los Ángeles tras hacer un ajustado regate a la muerte. Apenas una semana antes alguien lo encontró moribundo en la cama de un prostíbulo de Las Vegas después de 72 horas desenfrenadas de sexo, alcohol y drogas. Esa farra de 75.000 dólares supuso el penúltimo de una larga serie de oscuros episodios alrededor de lo que con facilidad se podría denominar como un nuevo juguete roto en el deporte profesional.
A sus 35 años y después de haber ganado mucho dinero y dos anillos de campeón de la NBA con los Lakers, Odom puso la gota que colmó el vaso a una racha de excesos. Problemas con las drogas desde sus inicios como profesional, altibajos televisados a todo el mundo en su matrimonio con la mediática Khloé Kardashian y una carrera en declive terminaron con el ala pívot al borde de la muerte. Otra estrella estrellada.

Eso sería una versión fácil y acortada de la historia. El periodista Javier Dale aporta un puñado de matices para encontrar más claves del cuento. Lamar Odom creció en Queens, un entorno duro, muy duro. Su padre drogadicto nunca ejerció como progenitor, y su madre murió de cáncer antes de cumplir los 40. Huérfano a los 12 años, se crió con su abuela y encontró en el baloncesto la vía de escape a un panorama que pintaba muy mal. Estrella en el instituto, las universidades se lo rifaban, pero tampoco se libró de problemas. Reclutado por Nevada-Las Vegas, fue expulsado al verse envuelto en un escándalo de pagos encubiertos. Al tiempo, su abuela falleció cuando sólo tenía 20 años y se vio solo en el mundo.

Pese a todo, Odom fue elegido en el número 4 del draft por los Clippers, y cuatro años después firmó un contrato por 65 millones de dólares con Miami. Ya era una estrella. Adicto a las fiestas de Florida, fue sancionado por ocho meses por consumo de drogas, y compaginó sus buenas actuaciones con una vida plagada de desgracias. En 2004 fichó por los Lakers. Dos años después, con 26, fue padre, pero su hijo Jayden falleció con seis meses de muerte súbita. Bajo el brazo de Phil Jackson recondujo su vida y su carrera, pero en 2011 protagonizó un accidente de coche en el que murió un chico de 15 años que coincidió en el tiempo con su salida de los Lakers. Traspasado a Dallas, encontró de nuevo la soledad, la decepción… y el crack. Se sometió a rehabilitación, pero no pudo o no supo vencer a sus demonios. Cuando en 2014 fichó por los Knicks se le abrió una puerta a la esperanza: de nuevo estaría al lado de Phil Jackson, su padre deportivo. Pero su baloncesto se había agotado, y la NBA no es una obra social: Jackson le despidió.

odom

A principios de este año se conoció la propuesta de divorcio de Khloé Kardashian y no se supo más de él hasta la semana pasada, cuando le encontraron inconsciente y drogado en el prostíbulo de Las Vegas.
Otro periodista, José Luis Sánchez, conoció a Odom cuando jugaba en los Lakers junto a Pau Gasol. Esta semana escribió que “cualquiera que no lo conociera podría pensar que Lamar era el típico multimillonario que se vació de contenido sin el calor de las canchas y los aplausos, alguien tan pobre que sólo sabía jugar al baloncesto, una estrella que, sin brillo, se apeó del firmamento. Pero Lamar no es eso, ni mucho menos, aunque pueda parecerlo”. “No es ningún santo, ni mucho menos. Y tiene algún que otro vicio, alguno más o menos homologable que otros. A veces gasta el dinero compulsivamente. Se pasa de la raya en ocasiones, sí, pero es una bella persona que pasa por un mal momento: tiene el corazón roto ¿Quién no ha estado así alguna vez y ha decidido romper con todo? No se trata de justificarle. Se trata de comprenderle”, indicó el redactor de Marca, quien recuerda a un Odom “que estructuraba el vestuario de los Lakers con su alma y su espíritu”.

¿Qué es Odom? Es un hombre abandonado, embargado por la tristeza que provoca una pérdida y quizás perturbado por los recuerdos de todo lo que le pasó en su vida. Odom es una persona de carne y hueso que no ha podido superar un desengaño amoroso, con mucho dinero en el bolsillo, con su vida en el escaparate público… y escasas herramientas para gestionar la situación. Es una estrella rica y famosa, pero con los mismos problemas que todo el mundo, y no saber gestionar sus emociones es uno de ellos. A un estímulo, incluso a un cúmulo de estímulos, le dio un significado que generó una emoción que estuvo a punto de acabar con su vida. “He burlado a la muerte. Dejo las drogas para siempre”, dijo nada más salir del hospital, al tiempo que confesó a su mujer que sigue enamorado de ella y que desea volver. Kardashian ha retirado la demanda de divorcio y va a acompañar a su marido en su proceso de rehabilitación. ¿Y tú, sabrías gestionar todas esas situaciones? ¿Cómo ves a Odom, como víctima o como culpable? ¿Lo juzgas? ¿Cómo has reaccionado cuando te han roto el corazón? ¿Cómo gestionas tu tristeza?

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