Ale, el patito surfista (5ª parte)

Ale, el patito surfista (5ª parte)

Eligiendo conversaciones poderosas

           

Si aún no has leído las anteriores ediciones de estos pequeños cuentos puedes hacerlo aquí:

Al día siguiente y todos los venideros, Ale se levantaba cargado de entusiasmo, de hecho su mamá quedó impresionada, ya que nunca lo había visto dar un salto de la cama y empezar el día con una sonrisa en su cara.

Ese sueño que se le ha metido en la cabeza, le mantendrá feliz por años, si no lo abandona nunca”, dijo Abuelo.

Ale, comenzó a compartir ese sueño con sus amigos más íntimos, le pareció lo más lógico, sin embargo, se encontró con una realidad que no esperaba; obtuvo dos respuestas dignas de ser consideradas. Por un lado, se encontró con los amigos que le decían que estaba realmente loco, que el era un patito y que jamás podría ser surfista, que eso no era para el. Incluso le insistían en que supiera que se lo decían porque lo querían y no deseaban que sufriera tratando de ser algo para lo que no había nacido.

Esta postura de los amigos le dolió mucho a Ale, porque además no coincidía con los consejos de Abuelo, quien siempre le decía “tú puedes ser lo que realmente quieras ser; dentro de ti están todas las opciones de ser… elige la que quieres y comienza a dar pasos cada día que te acerquen a esa imagen que tienes de ti”.

Tú puedes ser lo que realmente quieras ser; dentro de ti están todas las opciones de ser. Tuitea esto


Lo bueno, es que el Abuelo, a pesar de inspirarlo a que fuera lo que deseaba ser, también le insistía rotundamente que no “se enfadara” con lo que es hoy. El Abuelo le decía: “Ale, tienes que ser un insolente con lo que eres si quieres cambiar, pero no debes de estar en guerra con lo que eres, sino amarte cada día más. Desde el amor podrás cambiar, nunca desde el odio de lo que eres ni desde huir de algo que no te gusta de ti; simplemente ámate tal y como eres y declara lo que te gustaría ser… a partir de ahí, da cada día los pasitos necesarios para convertirte en el patito que sueñas y no abandones nunca… aunque alguien te lo diga, pues siempre existirán lo que yo llamo -ladrones de sueños-

Que inspiradoras eran esas palabras para Ale, eran como un “clavo ardiendo” al que agarrarse cuando escuchaba las opiniones de los demás.

Otra de las posturas de sus amigos era decirle a Ale que no merecía la pena cambiar, que ellos eran patitos y tenían que actuar como tales… “Ale, por el Dios de los patos… deja de soñar y pon las patitas en el suelo… acepta que eres un pato y quédate con nosotros haciendo cosas de patos

Esto no entristecía a Ale, sino que lo enfurecía, se decía “¿cómo es posible que no les guste lo que son, pero quieran quedarse sentados en su propia desgracia?

libertad

Lo peor, es que se pasaban los días quejándose de lo que eran: “¡qué desgraciados somos… si hubiéramos nacido águilas, o gatos, o pájaros…” y explicaban lo absurdo y amargante que significaba ser un pato.

Abuelo, ¿qué les pasa?, ¿por qué si no les gusta lo que son y lo que hacen no salen de ahí?”, preguntó Ale.

Abuelo con esa voz grave y lenta que le caracterizaba le miró a sus ojos y le dijo: “Ale, les molesta lo suficiente como para hablar de ello, pero no para cambiarlo.”

Para la mayoría de congéneres es más fácil quejarse que declarar lo que quieren ser y ponerse en acción. Simplemente se acomodan a su desgracia y pasan la vida explicando lo desgraciados que son y buscando quienes les “laman sus heridas” y “los entiendan”. Al fin y al cabo nos gusta estar con quienes se parecen a nosotros y esto es uno de los lastres mas poderosos que tenemos para impedirnos lograr nuestros sueños.

Dime de qué hablas y te diré quien estas siendo. Tuitea esto


Ale entendió las palabras de Abuelo y desde ese día decidió elegir a sus amigos siguiendo otros criterios; en lugar de elegirlos porque eran sus vecinos, o los de siempre, o los que parecían encajar con lo que era hoy, empezó a elegirlos teniendo en cuenta su actitud, sus sueños y sus conversaciones.

Ale llegó a una de las conclusiones mas poderosas que tienen quienes alcanzan sus sueños: ¡Dime con quien andas y te diré quien eres! Aahh y esta otra claro, que fue clave fundamental para toda su vida: …¡Dime de qué hablas y te diré quien estas siendo!, pues Ale entendió que cuando hablamos, mostramos lo que somos, además de reforzar continuamente eso que estamos siendo; así que se hizo muy responsable de cada palabra que salía de su piquito y tomó la decisión de hablar siempre de su sueño y de sus posibilidades, dejando atrás las conversaciones limitadoras, las críticas y las quejas.

Ale desde ese día sólo compartía su tiempo con quien sumaba a su sueño de ser surfista y quien le inspiraba lo suficiente como para no desviarlo de su meta. Aquellos que se quejaban, criticaban o simplemente le decían que no merecía la pena, Ale los sacó de su vida y sólo se quedó con quienes tenían o creaban conversaciones poderosas.

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¡Lo quiero!



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